¡Nuevo proyecto en marcha!

¡Arrancamos nuevo proyecto junto a la ONG AIDA! La Generalitat Valenciana nos apoya en este nuevo reto: trabajar con 133 mujeres senegalesas con discapacidad para que conviertan la creación artesana de productos en un trabajo digno y duradero. Tenemos un año por delante para conseguirlo y un grupo de mujeres con una gran motivación. A través de este proyecto proponemos trabajar con 3 asociaciones de artesanas con discapacidad: DEGGO, con la que trabajamos desde los inicios de DEXDE, KALAAMISOO, con la que iniciamos un proyecto en 2015 y una nueva asociación, KANOUNOUTWA, esto es, con un total de 133 personas (un 90% mujeres). Junto con nuestros socios locales, apoyaremos a estos grupos para que mejoren y aumenten su producción tomando como punto de partida las técnicas artesanales que ya conocen e introduciendo productos más atractivos, aumenten su comercialización y consoliden su posición institucional, tanto, fiscal y administrativa. Paralelamente, trabajaremos con la población de Kolda y Oussouye, con el objetivo de sensibilizarles en torno a la igualdad de oportunidades y a los derechos sociales de las personas con diversidad funcional, como recoge la ley senegalesa. Para ello, trabajaremos con un programa de radio en el que difundiremos estos valores junto con las mujeres y además, trabajaremos en un documental sobre las dificultades y el trabajo que realizan estas mujeres para salir adelante y conseguir un trabajo digno y duradero. ¡Mucha ilusión y mucho trabajo!

Género y discapacidad en Senegal

“Siempre hay que hacer más que los demás para mostrarle a la gente que puedes hacer cosas como la gente normal”. Así habla Aissatou Doumbia, presidenta del grupo DEGGO, sobre la situación de las mujeres con diversidad funcional en Kolda (Senegal). Hoy día 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer y hoy queremos recordar la situación a la que se enfrentan día a día las mujeres con las que trabajamos en Kolda y Oussouye, dos regiones del sur de Senegal. La situación de las mujeres en África es bien conocida, sabemos que son las que más trabajan y las que menos derechos tienen. Las mujeres con las que trabajamos sufren algún tipo de diversidad funcional; ellas, son el último eslabón en la cadena de la desigualdad. Tienen grandes dificultades para encontrar un empleo digno, la formación es escasa y su vida social se encuentra muy condicionada por su condición física, una situación que les hace ser excluidas de la sociedad y no poder integrarse como personas normales. Aunque en 2010 se aprobó en Senegal una Ley de Orientación Social y una Carta de Igualdad de Oportunidades para que las personas con diversidad funcional dispusieran de una “carta de igualdad de oportunidades”, solo un número reducido de personas han recibido dicha carta y, las pocas que la han recibido, reconocen la inutilidad de la misma. Por ejemplo, de las 23 personas con movilidad reducida con las que trabajamos, solo cuatro han recibido esta carta y reconocen que estando en posesión de la misma, sus condiciones de vida no se han visto modificadas ni mejoradas. De las mujeres del grupo KALAAMISOO (Oussouye), ninguna de ellas había obtenido dicha carta. Además, reciben el mismo trato que otras personas en el hospital y a la hora de encontrar empleo, sus oportunidades son menores. Acceso al empleo Encontrar un empleo digno siendo mujer es complicado en Casamance, para ellas lo es aún más. Estas mujeres necesitan un trabajo, una independencia laboral que les permita valerse por si mismas y poder cuidar de las personas que dependen a su vez de ellas. Además, en el caso del grupo DEGGO, la gran mayoría de las mujeres con los que trabajamos son jóvenes, de entre 20 y 30 años y por lo tanto, tienen por delante una vida llena de ilusiones y esperanzas que no pueden verse discriminados por su situación física. Una idea que en los países occidentales está totalmente aceptada e integrada, en países africanos como Senegal, es todavía una situación que demuestra la discriminación social y de género. En el caso de las mujeres del grupo KALAAMISOO, de Oussouye, cuyos problemas de movilidad son aún más graves, el acceso a servicios (ir al hospital, a reuniones, a eventos culturales…) y el acceso al empleo es más complicado, algunos miembros de la asociación no disponen todavía de sillas adaptadas y, por lo tanto, en la mayoría de estos casos, las mujeres se ven obligadas a quedarse en sus casas sin poder participar en las actividades productivas comunitarias del taller. Desde que empezamos a trabajar con el grupo DEGGO en 2014, la situación ha mejorado considerablemente. Las personas integrantes del grupo tienen una labor diaria, un taller al que acuden cada día para continuar con su formación y su trabajo. De esta forma, obtienen una satisfacción no solo monetaria sino también psicológica, ya que se sienten realizadas y realizados con su trabajo y ven un futuro de mejora y una posible promoción laboral. Es por ello que nuestro principal objetivo es que estas mujeres sigan de forma independiente con el taller y puedan avanzar, diversificar los productos y crecer profesionalmente. Creemos en el potencial de estas mujeres y ellas, poco a poco, empiezan también a creer en ellas mismas. Algo que para los países occidentales puede sonar como una cuestión arbitraria, para estas mujeres, sentir que pueden ser libres, que pueden valerse por sí mismas, es un logro incalculable. Hablar de la independencia a través de una salida laboral digna, uno de nuestros principales objetivos, es entender el proceso de independencia más allá de la cuestión económica y apoyar a estas mujeres a seguir adelante con sus vidas, a confiar en su valía y en su capacidad de superación. Cuestiones de género y matrimonio Sin embargo, las dificultades tanto a nivel laboral como físico, no son las únicas. Algunos aspectos básicos, como casarse o tener hijos, para estas mujeres son una complicación más. Una de las grandes preocupaciones que mencionan las mujeres de Kolda y Oussouye es la cuestión del matrimonio. En la cultura africana, la mujer es la fuerza de trabajo en la casa, mientras que el marido es esencialmente el que gestiona el dinero y toma la mayoría de las decisiones importantes. Es por ello que los hombres con diversidad funcional, cuando encuentran un empleo, no encuentran casi dificultades para encontrar una pareja y casarse con ella (o ellas). Sin embargo, la situación para las mujeres es totalmente diferente. Las familias impiden el matrimonio con mujeres que tengan una diversiadad funcional, puesto que consideran que no podrían realizar sus tareas del hogar y no sería un matrimonio normal. Tanto las mujeres del grupo DEGGO (Kolda) como del grupo KALAAMISOO (Oussouye) sufren esta situación en su propia piel. Algunas de ellas tienen hijos a su cargo, sin embargo, no están casadas con los padres de estos niños. Hay incluso casos de mujeres que todavía mantienen relaciones con estos hombres, pero que aseguran no poder casarse con ellas por la presión familiar a no hacerlo. La situación es similar en ambos grupos, a pesar de que las mujeres pertenecen a etnias totalmente diferentes, como la peul (de religión musulmana y organizada verticalmente) y la Diola (de religión animista y organizada horizontalmente). “Me gustaría adoptar un niño por que si no tengo hijos nadie cuidará de mí cuando sea mayor” Marie Elisabeth Adioye, vicepresidenta del grupo KALAAMISOO Futuro independiente Desde hace ya dos años trabajamos día a día con estas mujeres. Para ellas y …

Ernestine: “Este trabajo es nuestra independencia”

Hoy es el día internacional de las personas con discapacidad y hablamos con Ernestine Diamacoune sobre el día a día de las personas con discapacidad en Oussouye (Senegal). “El día 3 de diciembre es importante para nosotras porque es el día en el que podemos volver a recordar nuestras necesidades, necesidades que tenemos día a día, pero que mucha gente olvida”, afirmaba hoy la Presidenta del grupo Kalamisoo,Ernestine Diamacoune. Kalamisoo es el grupo de mujeres con las que trabajamos en Oussouye (Senegal), quince mujeres artesanas especializadas en la cestería. Todas las mujeres del grupo Kalamisoo sufren una discapacidad física. Trabajan en el taller los meses en los que pueden desplazarse ya que, los meses de lluvia, las calles se vuelven intransitables y mucho más en silla de ruedas. “Para nosotras es complicado venir hasta aquí, salir de casa y recorrer el camino hasta el taller. No es fácil porque las calles no están asfaltadas, además la falta de movilidad y de independencia personal hace que venir aquí sea para cada una de nosotras un reto diario”, afirma Ernestine.  Sin embargo, tanto ellas como las mujeres del grupo DEGGO de Kolda, son un ejemplo de valentía y superación. A pesar de todas las trabas que encuentran, las mujeres acuden día a día al taller donde trabajan la hoja de palma (feuille de rônier en francés) con la que construyen cestas que posteriormente venden en el mercado local, centrado principalmente en el turismo. Es difícil ser mujer en África, pero ser mujer y sufrir una discapacidad física las condena al doble olvido. Hace 10 meses empezamos a colaborar con el grupo Kalamisoo, aprendimos la técnica de trenzado que ellas dominan y, a partir de ahí, nos pusimos a crear conjuntamente nuevos diseños más innovadores. Mantener una producción y venta estable es la base para garantizar un sueldo a estas mujeres, que dependen económicamente de esta venta local y muchas veces limitada. “Trabajar en el taller ha mejorado nuestra vida, quedarse en casa sin hacer nada, sin trabajar ni ganar dinero es muy duro, tanto para nosotras como para nuestras familias que no pueden avanzar. Ganarte la vida por ti misma es mucho mejor que no hacer nada, este trabajo es para nosotras la independencia que no tenemos”.                   

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