“Vivir en Kolda es como vivir en medio del caos. Tienes que sobrevivir, pero nunca te sientes solo”. Así habla Marta Arxer, diseñadora de moda, y coodesigner en DEXDE, de su experiencia en Kolda (Senegal).
¿Por qué te decidiste a colaborar con la asociación?
Un amigo mío residente en Senegal me habló de vosotros y empecé a investigar. Me apasiona el diseño, pero siempre he tenido la espinilla de hacer de él esa herramienta para el crecimiento; aportar un bien mayor a la sociedad alejándolo de ser un algo extra e innecesario. El diseño puede cambiar el mundo. Y en esas, conocí a DEXDE. Me puse en contacto y en dos semanas ahí estaba.
Has estado un mes colaborando con las mujeres del grupo de Kolda como patronista, ¿cómo ha sido la experiencia de trabajo con ellas? ¿Y la de vivir en Kolda?
Ha sido un reto personal increíble. Probablemente lo mejor que he hecho en mi vida. Conocer a personas con sed de aprender y demostrar de lo que son capaces, ayuda a conocerte mejor y ver de lo que tú eres capaz. Mas que enseñar, allí aprendes.
La experiencia es muy interesante, puesto que requiere mucha capacidad de entendimiento y adaptación, pero cuando aceptas eso y te dejas llevar todo fluye. Lo interesante es utilizar todas esas herramientas que tenemos para presentárselas y que ellas las exploten a su manera.
Vivir en Kolda es como vivir en medio del caos. Tienes que sobrevivir, pero nunca te sientes solo. Si abres los ojos, la ciudad te brinda de cosas interesantísimas; formas, olores, colores…. Sientes la calidez de la gente de ahí… ¡y del calor también!
A nivel técnico, ¿qué has trabajado durante este mes con las mujeres del grupo DEGGO?
Cuando empiezas un proyecto te marcas unos objetivos. Luego llegas ahí y te das cuenta de que los objetivos no los marcas tú, sino ellas. Pero aún así, no se puede empezar la casa por el tejado, así que hemos trabajado lo más básico y fundamental para poder hacer una prenda de vestir básica. Hemos trabajado el cuerpo humano, entendido la composición del mismo y los volúmenes que lo componen. Con esto, las mujeres han construido una prenda, las piezas de la misma y los diferentes elementos que necesitas para su confección. Gracias a todo esto, han elaborado partiendo de cero un patrón base y visualizarlo en el cuerpo. También hemos aprendido a mejorar técnicas de confección, sobretodo en cuanto a acabados, como por ejemplo en lugar de hacer una costura simple, convertirlo en una costura francesa con mucho estilo.
Nos hemos encontrado con muchos retos, pero nos hemos dado cuenta de que cuando hay un problema, el problema no está en él mismo, sino en no saber encontrar una solución.
Ellas trabajan actualmente con el wax al ser un material que conocen y que es fácilmente accesible para ellas, después de tu experiencia allí, ¿qué tipo de innovaciones se podrían incorporar?
Al tener por objetivo principal potenciar sus capacidades para que puedan tener un negocio independiente en su país, es importante adaptarse a las necesidades y costumbres del mismo. Por eso, trabajar otro tipo de material, a pesar de ser muy interesante, es poco útil, puesto que habría que mentalizar a toda la población. Aún así, no deja de ser clave e importante saber manejar todo tipo de materiales, puesto que cada uno tiene su propia historia y su propia manera de manipulación…. A mayor conocimiento, mayor diferenciación entre un atelier y otro.
Pero sobretodo, la gran innovación que podría haber hacerse es perfeccionar técnicas de patronaje, el cual es prácticamente inexistente, y sobretodo de confección en cuanto a acabados se trata. Por ejemplo, que cuando se corte un tejido para hacer un vestido, ese vestido salga de unas piezas concretamente pensadas y calculadas para que su unión se adapte perfectamente a cada cuerpo.
Muchas veces vamos a formar y volvemos con mucho aprendido también, ¿qué te llevas tú de todo esto?
Totalmente cierto… Lo más interesante para mí es esa capacidad de encontrarle una solución a todo. Te las apañas como puedas, pero nunca te das por vencido. Si una cosa no te funciona, la arreglas una, dos y tres veces si hace falta. Así con todo… Si quieres que te escuchen, aprendes a hablar y, si hace falta, a gritar. Si necesitas descoser algo y no tienes descosedor, te lo inventas y funciona igual o mejor que el convencional. Pero sobretodo, lo más interesante es el trato humano. Estar pendiente de la persona que tienes al lado, notar, sin que te lo diga, que se está asando de calor y correr para darle un poco de aire es algo que a veces olvidamos.
¿Qué dirías a otros/as estudiantes de moda para animarles a vivir esta experiencia?
Les diría que no subestimen empezar desde cero, que a veces olvidamos lo más básico y fundamental porque queremos ir corriendo a ser los mejores. Una experiencia como esta te ayuda a conocerte mejor personalmente, pero sobretodo a mí me ha ayudado a conocer mis capacidades a nivel profesional. Cuando entras en tu mundo laboral frenético te olvidas de todo, porque todo es rápido y hay que hacerlo hoy para hoy, pero cuando tienes que darle vueltas a las cosas, te haces capaz de muchas más. Y sobretodo, que siempre siempre siempre podemos aprender de los demás, incluso de aquél que no puede explicarte con palabras que haciéndolo de esa otra manera, el resultado es mejor. Hay que tener siempre los ojos abiertos, pero sobretodo el corazón.