“Siempre hay que hacer más que los demás para mostrarle a la gente que puedes hacer cosas como la gente normal”.
Así habla Aissatou Doumbia, presidenta del grupo DEGGO, sobre la situación de las mujeres con diversidad funcional en Kolda (Senegal). Hoy día 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer y hoy queremos recordar la situación a la que se enfrentan día a día las mujeres con las que trabajamos en Kolda y Oussouye, dos regiones del sur de Senegal.
La situación de las mujeres en África es bien conocida, sabemos que son las que más trabajan y las que menos derechos tienen. Las mujeres con las que trabajamos sufren algún tipo de diversidad funcional; ellas, son el último eslabón en la cadena de la desigualdad. Tienen grandes dificultades para encontrar un empleo digno, la formación es escasa y su vida social se encuentra muy condicionada por su condición física, una situación que les hace ser excluidas de la sociedad y no poder integrarse como personas normales.
Aunque en 2010 se aprobó en Senegal una Ley de Orientación Social y una Carta de Igualdad de Oportunidades para que las personas con diversidad funcional dispusieran de una “carta de igualdad de oportunidades”, solo un número reducido de personas han recibido dicha carta y, las pocas que la han recibido, reconocen la inutilidad de la misma. Por ejemplo, de las 23 personas con movilidad reducida con las que trabajamos, solo cuatro han recibido esta carta y reconocen que estando en posesión de la misma, sus condiciones de vida no se han visto modificadas ni mejoradas. De las mujeres del grupo KALAAMISOO (Oussouye), ninguna de ellas había obtenido dicha carta. Además, reciben el mismo trato que otras personas en el hospital y a la hora de encontrar empleo, sus oportunidades son menores.
Acceso al empleo
Encontrar un empleo digno siendo mujer es complicado en Casamance, para ellas lo es aún más. Estas mujeres necesitan un trabajo, una independencia laboral que les permita valerse por si mismas y poder cuidar de las personas que dependen a su vez de ellas. Además, en el caso del grupo DEGGO, la gran mayoría de las mujeres con los que trabajamos son jóvenes, de entre 20 y 30 años y por lo tanto, tienen por delante una vida llena de ilusiones y esperanzas que no pueden verse discriminados por su situación física. Una idea que en los países occidentales está totalmente aceptada e integrada, en países africanos como Senegal, es todavía una situación que demuestra la discriminación social y de género.
En el caso de las mujeres del grupo KALAAMISOO, de Oussouye, cuyos problemas de movilidad son aún más graves, el acceso a servicios (ir al hospital, a reuniones, a eventos culturales…) y el acceso al empleo es más complicado, algunos miembros de la asociación no disponen todavía de sillas adaptadas y, por lo tanto, en la mayoría de estos casos, las mujeres se ven obligadas a quedarse en sus casas sin poder participar en las actividades productivas comunitarias del taller.
Desde que empezamos a trabajar con el grupo DEGGO en 2014, la situación ha mejorado considerablemente. Las personas integrantes del grupo tienen una labor diaria, un taller al que acuden cada día para continuar con su formación y su trabajo. De esta forma, obtienen una satisfacción no solo monetaria sino también psicológica, ya que se sienten realizadas y realizados con su trabajo y ven un futuro de mejora y una posible promoción laboral. Es por ello que nuestro principal objetivo es que estas mujeres sigan de forma independiente con el taller y puedan avanzar, diversificar los productos y crecer profesionalmente. Creemos en el potencial de estas mujeres y ellas, poco a poco, empiezan también a creer en ellas mismas. Algo que para los países occidentales puede sonar como una cuestión arbitraria, para estas mujeres, sentir que pueden ser libres, que pueden valerse por sí mismas, es un logro incalculable. Hablar de la independencia a través de una salida laboral digna, uno de nuestros principales objetivos, es entender el proceso de independencia más allá de la cuestión económica y apoyar a estas mujeres a seguir adelante con sus vidas, a confiar en su valía y en su capacidad de superación.
Cuestiones de género y matrimonio
Sin embargo, las dificultades tanto a nivel laboral como físico, no son las únicas. Algunos aspectos básicos, como casarse o tener hijos, para estas mujeres son una complicación más. Una de las grandes preocupaciones que mencionan las mujeres de Kolda y Oussouye es la cuestión del matrimonio. En la cultura africana, la mujer es la fuerza de trabajo en la casa, mientras que el marido es esencialmente el que gestiona el dinero y toma la mayoría de las decisiones importantes. Es por ello que los hombres con diversidad funcional, cuando encuentran un empleo, no encuentran casi dificultades para encontrar una pareja y casarse con ella (o ellas). Sin embargo, la situación para las mujeres es totalmente diferente. Las familias impiden el matrimonio con mujeres que tengan una diversiadad funcional, puesto que consideran que no podrían realizar sus tareas del hogar y no sería un matrimonio normal.
Tanto las mujeres del grupo DEGGO (Kolda) como del grupo KALAAMISOO (Oussouye) sufren esta situación en su propia piel. Algunas de ellas tienen hijos a su cargo, sin embargo, no están casadas con los padres de estos niños. Hay incluso casos de mujeres que todavía mantienen relaciones con estos hombres, pero que aseguran no poder casarse con ellas por la presión familiar a no hacerlo. La situación es similar en ambos grupos, a pesar de que las mujeres pertenecen a etnias totalmente diferentes, como la peul (de religión musulmana y organizada verticalmente) y la Diola (de religión animista y organizada horizontalmente).
“Me gustaría adoptar un niño por que si no tengo hijos nadie cuidará de mí cuando sea mayor”
Marie Elisabeth Adioye, vicepresidenta del grupo KALAAMISOO
Futuro independiente
Desde hace ya dos años trabajamos día a día con estas mujeres. Para ellas y para nosotros, el día de la mujer es cada día en que esas mujeres se levantan y rompen con todos los prejuicios, las trabas y los baches que encuentran en su camino. Ellas, esas mujeres que se encuentran al final de la cadena de la desigualdad social en el mundo, son una muestra de valentía y superación. Y lo demuestran todos los días y se lo demuestran a ellas mismas cada mañana.
El objetivo a largo plazo que nos planteamos hace dos años cuando empezamos a trabajar con ellas era que, en un futuro, el taller subsista de forma independiente y estas mujeres puedan mejorar profesionalmente y ser capaces de enseñar a otras niñas y niños un camino diferente.
Hoy celebramos su día trabajando con ellas. Ellas lo celebran cada día y esperemos que por mucho tiempo.